Sunday, September 24, 2006

EMPIEZA LA CAÍDA

Mientras los medios de comunicación tradicionales enfocaron la última encuesta de APOYO –publicada el pasado domingo en El Comercio- en que Alan García era considerado el hombre más poderoso del Perú, cabe resaltar un detalle que puede ser más importante que cualquier perogrullada: Empezó a bajar la popularidad del gobierno aprista, de 63% a 58% en un mes, según esta empresa.
Nada menos que cinco puntos, según la encuestadora de Alfredo Torres, algo que fácilmente se hace más evidente conforme depuremos la tendencia a la hora de hacer las preguntas, así como la exclusión de diferentes zonas periféricas de Lima y del Perú.
¿Por qué nuestro presidente baja cinco por ciento, si está manteniendo la estabilidad jurídica y económica? Barajemos hipótesis, porque no somos pitonisos ni “analistas políticos” para pontificar lo que piensa o debe pensar el peruano promedio.

Uno: El APRA ha aguantado la Ley de Libre Desafiliación de las AFPs, una norma que ellos mismos aprobaron hace unos meses, y por la cual criticaron al entonces mandatario Alejandro Toledo. Ahora han salido a decir que se debe mejorar el proyecto. Eso, la población lo toma como una estafa, porque todos esperaban que fuese una de las primeras en promulgar, pero ya han pasado casi dos mese y naca la pirinaca.

Dos: Consciente de su gran oratoria, García Pérez se ha llenado la boca hablando sobre pena de muerte, pero al final la población se ha dado cuenta de que esto no tiene ni pies ni cabeza. TODOS los especialistas en temas jurídicos y penales han negado esa posibilidad, por lo menos en el tiempo que gobierne (cinco años).

Tres: Aunque muchos “analistas” no quisieron admitirlo, con unas semanas más Ollanta Humala pudo ganar las elecciones –algo parecido se dijo en el 2001, cuando Toledo venció a García. ¿Por qué? Porque las encuestas le daban al APRA un promedio de 60%, frente al 40% del nacionalista unas semanas antes, pero la cifra cambió hasta en un 7% Nadie se atrevió a decir que fue por la aprobación de la bancada aprista al TLC con Estados Unidos, después de proclamar a todos los vientos que no había sido difundido su contenido, lo cual hacía dudar de su conveniencia para el país. Asimismo, el propio Alan había dicho que el nuevo Congreso podía evaluarlo tranquilamente. Eso es algo que algún día algún medio tradicional se atreverá, por lo menos, a tratar como tema de debate.
Bueno, para no hacerla larga, cientos de miles de personas se pasaron de Alan a Ollanta, simplemente porque estaban en contra de este tratado, del cual no se conocía prácticamente nada.

Cuatro: La Constitución de 1979. Muchos pueden decir que no es importante que la restituyan, o que a la gente no le interesa, pero lo que sí capta la atención popular es que es una promesa electoral del APRA que no se cumple.

Quinto: Los elogios de la mayoría de sectores empresariales y políticos. La mayoría de gente no simpatiza ni con Lourdes Flores, ni con Alberto Fujimori, y menos con Alejandro Toledo. Todos sus seguidores han elogiado la mayoría –sino todas- las medidas iniciales del APRA. Encima, los grandes millonarios, a los que Alan ponía detrás de los pobres en sus prioridades, tampoco son bien vistos elogiándolo. “No me defiendas, compadre”. ¿Algún gremio de trabajadores, campesinos o universitarios con algo de popularidad lo ha alabado? No.

En la próxima entrega, algunas razones más que pongo al debate.Los peruanos no somos tontos. No es que no sepamos elegir, sino que nuestra clase dirigente no brilla por sus opciones.